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La vergüenza del recuerdo


Cuando los recuerdos evocan en la mente,
cuando se hacen presentes en el corazón es verlos
con dolor, el sentimiento es el mismo, pero quieres que no sean los tuyos, que sea un mal sueño.       
Es inevitable su presencia porque cuanto más huyes de ellos más latentes están y te abordan quieras o no quieras.           
Lo peor es lo que se siente, la vergüenza...                                            
Es lo que impide narrarlos o pararte ante ellos,
ni siquiera a ti misma porque se siente humillación como en aquel entonces...
Se siente intimidación, soledad y miedo y sólo se desea correr y no saber nada, como si por arte de magia desaparecieran solos, igual que llegaron para negar la evidencia de que sucedió.                    
Parece que el mundo se desmoronase ante ti y que tu fuerza y seguridad desaparecieran y ves tu derrota como persona, el malestar aumenta y con ello más vergüenza por reconocer que eres humana y que también puedes caer.                                                         
Preguntas y más preguntas te abordan sabiendo que no tienen respuesta y sólo se deja llevar por el dolor e impotencia de no saber que ocurre ni que hacer, te invade el miedo como en aquel entonces en el que te anularon como ser humano, te humillaron, burlaron y dejaron en el silencio...                        
Lo que más corroe es pensar como es posible que pueda ocurrir cosas así con seres indefensos, como es posible que te ocurriera a ti cuando amabas y confiabas y cuando arrancaron precisamente eso en ti, amor y confianza y te negaste a sentir jamás, para defenderte de algún modo y poder seguir a delante, cuando tu mente evoca lo que siempre has negado, cuando duele recordar que en cada golpe moldearon a su antojo, en cada vejación y burla avergonzaron hasta que se dejó simplemente de sentir para aislarse en un mundo que solo vivías tu...                                
A pesar de entender y verlo de otro modo, que los golpes no llegan, que los gritos no se escuchan, que el abandono no está ni el desprecio o  la soledad es la misma, los sentires son los mismos...                                  
Un comienzo se labra, se reconoce que hay que empezar por aceptar lo sucedido y que se necesita ayuda para reedificar la propia vida porque no somos súper héroes que podemos con todo, en la calidad humana está, sufrimientos junto a las alegrías, avances junto a derrotas , es parte de ser humanos.
Todo empieza, es el camino pasando de ser una víctima a ser sobreviviente...

Todos tienen derecho, le gritaba al mundo.
Mientras a mí se me ha privado.
Cuando miraba dentro, negaba que estaba ahí, escondida, no me quería ver y aún así sabía que estaba.          
Mientras luchaba por resistirme a mí,
me preguntaba por qué no me quedé ahí,
por qué quería seguir...                        
Por qué a pesar de no haber tenido juegos normales,
por qué a pesar de vivir en silencio y a pesar de perder mis sueños,
quería encontrar mi lugar, quería una oportunidad...                                 
Por qué insistía a pesar de no borrar los recuerdos,
por qué subsistía sin haber tenido apenas buenos momentos...              
Por qué luchaba si no quería sino ver la oscuridad del inhumano.          
Aún vivo porque busco el cariño que se me ha negado,
porque busco la voz que nunca he escuchado...
Sigo aquí porque quiero nuevos sueños, nuevos recuerdos, mi oportunidad.         
Porque quiero sentir y vivir lo que me fue robado...
Permanezco porque solo he crecido, soy más grande y más fuerte,
y ahora solo quiero preguntarte yo...
Por qué no te das una oportunidad, por qué niegas respirar,
por qué te resistes a sentir, a salir y ver el sol transpirar.

Por qué cargas tu mochila con su peso, cuando puedes liberar,
por qué no te perdonas  y te dejas de culpar...      

Así lo que ves como vergüenza, será madurar y crecer,

empezar a andar y hablar...                                                     

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