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Siguiente ejercicio del Coraje de Sanar, Aspectos de la Recuperación

En los primeros cinco capítulos de este libro de ejercicios, fuiste introducido(a) a muchas de las herramientas básicas que necesitas para sanar: cuidar de ti mismo(a), construir un sistema de apoyo, buscar ayuda, crear seguridad, enfrentar crisis y reconocer la recuperación que has logrado. Continuarás desarrollado y refinando estas herramientas conforme avanzas a lo largo del resto de este libro. Ellas te proveerán el conocimiento esencial que te ayudará a manejar los sentimientos y aspectos que surjan mientras trabajas en los ejercicios de esta sección.

“Hacer un balance” te dio la oportunidad de nombrar tu abuso, evaluar las formas cómo te afectó y examinar los mecanismos de defensa que desarrollaste. Obtuviste una clara (aunque probablemente dolorosa) visión de las áreas que necesitas sanar en tu vida y fuiste introducido(a) a lo elemental de hacer cambios.

“Aspectos de la recuperación” va un paso delante de profundizar en las etapas del proceso de sanar. No necesariamente experimentarás estás etapas en el orden como se presentan aquí, pero probablemente lidiarás con ellas repetidamente. Si apenas estás comenzando a trabajar en estos temas o si has estado trabajando con ellos por un largo tiempo, descubrirás nueva información y retos mientras trabajas a la largo de estas páginas. Esta sección además te proporcionará ejercicios prácticos para explorar tus sentimientos, mejorar tu autoestima y relacionarte con tu familia. 

“La decisión de sanar” analiza las razones por las cuales sanar es aterrador, aborda el tema del valor, te introduce al concepto de disposición y te alienta a desarrollar nuevas esperanzas y metas. “Recordando” te da información que te ayudará a trabajar con los recuerdos del abuso –o la falta de recuerdos. “Creer que pasó” además examina el fenómeno de la negación y hace énfasis en la necesidad de creer y confiar en ti misma(o). “Rompiendo el silencio” proporciona orientación para hablar acerca de tu abuso con personas que te apoyen. “Entendiendo que no fue tu culpa” se adentra en los temas centrales de la vergüenza y la auto culpa y te introduce al concepto de tu niño interior. “Aprendiendo a confiar en ti misma(o)” introduce las herramientas básicas para elevar tu autoestima –aprender a decir NO, descubrir la voz interna y acabar con los mensajes negativos internalizados. Los siguientes dos capítulos, “Duelo y luto” así como “Ira” te enseñarán acerca de las emociones básicas –cómo reconocerlas, aprender de ellas y usarlas efectivamente en tu vida. “Confrontaciones” y “Relacionándote con tu familia ahora” te guía paso a paso en confrontar a los abusadores, revelar el abuso a los miembros de tu familia y evaluar los aspectos positivos y negativos de las relaciones familiares. Y finalmente, “Resolución y a otra cosa” te da la oportunidad de evaluar tu progreso, establecer nuevas metas para ti misma(o) y celebrar tus logros.
Los sobrevivientes que han trabajado a lo largo de los ejercicios en esta sección han sido profundamente movidos y desafiados. Ellos han enfrentado el dolor, a veces emociones aterradoras, nuevos recuerdos y verdades duras. Ellos han hecho tremendos avances y han establecido nuevas resoluciones para sí mismos. Pero estos cambios han tomado tiempo. Estas páginas no son para trabajadas con prisa. Si dedicas varias 
semanas, o más, en un capítulo, está 

siéntete en libertad de dejar el resto para después. Estas páginas son para ti. Utilízalas en la forma bien. Si quieres saltarte algunas partes para trabajar en las secciones que más te interesan, que mejor te acomode.



LA DECISIÓN DE SANAR

La “Decisión de sanar” se refiere a la decisión de enfrentar tus miedos y cambiar tu vida. En el momento que dices “Soy un(a) sobreviviente y quiero que el dolor se vaya”, empiezas a darle forma a tu compromiso para sanar. Aun así la decisión de sanar no es una decisión que haces una sola vez; es una decisión que tienes que hacer una y otra vez. Cada etapa del proceso de recuperación presenta nuevos retos, riesgos, miedos y oportunidades; cada un requiere que tú renueves tu compromiso. Cada vez que pones atención a tus necesidades emocionales y haces de las actividades para sanar una prioridad, tú fortaleces tu compromiso con el proceso de recuperación.

La decisión de sanar es una de las decisiones más aterradoras y más empoderadoras que jamás has hecho. Este libro se llama El Coraje de Sanar (libro de trabajo)porque se requiere de coraje para decir SÍ a tu propia recuperación. Se necesita coraje para enfrentar lo desconocido, reivindicar tu derecho a sanar, conseguir la ayuda que necesitas y lidiar con el dolor concomitante.

Si el prospecto de hacer un compromiso con el proceso de recuperación te atemoriza, no estás sola(o). Estás teniendo una respuesta sana, válida a una situación que realmente es aterradora. Es aterrador enfrentar lo desconocido, renunciar a repetir patrones que te son familiares, liberar recuerdos y sentimientos dolorosos del pasado. Existe una buena razón para tu miedo. El punto crucial no es si tienes miedo (tienes que tenerlo), pero sí que aprendas a actuar a pesar de él.

Este capítulo explorará algunos de los tópicos centrales que surgen cuando haces el compromiso de sanar. Examinarás la naturaleza de tus miedos y desarrollarás recursos para trabajar con ellos. Tendrás que identificar las cosas que quieres ganar –o perder– conforme realizas tu compromiso de sanar. Aprenderás acerca del concepto de disposición y explorarás el rol que juega el coraje en tu vida. Y se tendrás que soñar otra vez –para considerar cómo podría ser tu vida si el trauma del abuso sexual quedara atrás. Este capítulo incluye un proyecto para elaborar una máscara que te ayudará a crear un símbolo de recuperación personal.

Preparándote para el cambio
A pesar que la recuperación finalmente trae consigo una vida mejor, te amenaza permanentemente con alterar la vida como la has conocido hasta ahora. Tus relaciones, tu posición en el mundo, incluso tu sentido de identidad puede cambiar. Los patrones de defensa que te han servido en la vida serán cuestionados. Cuando haces el compromiso de sanar, te arriesgas a perder mucho de lo que te es familiar. Como resultado, una parte de ti quiere sanar mientras que otra se resiste al cambio. 
 

Mientras contemplas tu compromiso con el proceso de recuperación, es una buena idea mirar los cambios que podrías enfrentar. Toma los siguientes minutos para pensar acerca de las partes de tu vida que podrían cambiar conforme sanas. Posteriormente, completa lo siguiente: empieza con las áreas que te resulten más importantes para ti.

Si yo trabajo en mi compromiso de sanar, las siguientes cosas probablemente cambiarán.

Dentro de mí (sentimientos, actitudes, creencias, auto-imagen):

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En el trabajo:

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En mi estilo de vida (hábitos, patrones, actividades en mi tiempo libre, tipos de amigos):

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Con mi pareja:

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Con mis hijos:

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Con mi familia:
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En mis otras relaciones:

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Otras cosas que podrían cambiar:

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Observa las listas que acabas de hacer. Coloca una palomita (√) junto a aquellas cosas que tú quieres cambiar. Pon dos palomitas (√√) a lado de aquellas cosas que no estás segura(o) que quieres cambiar. Encierra en un círculo aquellas cosas que considerarías pérdidas.

El hecho de que haya pérdidas te sorprenderá. Muchos de nosotros pensamos únicamente en las cosas que queremos ganar de la recuperación. No nos detenemos a reconocer las cosas a las que tenemos que renunciar. Sin embargo, cada vez que dejamos ir algo familiar, aun si no es sano o es doloroso, hay una pérdida. Mirar las cosas que puedes perder te puede ayudar a entender tus miedos y desarrollar una actitud más paciente hacia ti misma(o). el siguiente ejercicio te ayudará a nombrar esas pérdidas.

Rápidamente, sin pensar demasiado acerca de lo que vas a escribir, completa las siguientes oraciones tantas veces como puedas:

Si yo sanara, tendría que renunciar a   que la gente sienta pena por mí / culpar a mis padres por todos mis problemas / no ser dedicada en el trabajo / siempre ser la fuerte.

Si yo sanara, tendría que renunciar a…

Si yo sanara, tendría que renunciar a…

Si yo sanara, tendría que renunciar a…

Si yo sanara, tendría que renunciar a…

Regresa a tus respuestas y completa los siguientes ejercicios:

¿Qué me sorprendió acerca de mis respuestas?

¿A qué es lo que me da más miedo renunciar? ¿Por qué?

¿A qué me parece más fácil renunciar? ¿Por qué?

¿Qué miedos específicos me están deteniendo ahora?

¿Cómo están afectando mis miedos mi compromiso con el proceso de sanar?



ENFRENTANDO UN FUTURO INCIERTO

En la sección “Afrontando” aprendiste que cada patrón de comportamiento satisface una necesidad y que con la finalidad de liberarte a ti misma(o) de patrones destructivos tienes que encontrar una forma más sana de satisfacer una necesidad. Se genera un espacio aterrador cuando renuncias a una vieja conducta y no la has remplazado con una nueva. Ese tiempo intermedio es aterrador. Tienes que enfrentar lo desconocido, tienes que caminar sobre terreno incierto y repetidamente elegir caminos que no hubieras tomado antes. Si me permito a mi misma(o) sentirme vulnerable, ¿la gente a mi alrededor no pensará que soy débil? Si dejo a mi pareja abusiva, ¿encontraré quien me ame otra vez?

Ninguno de nosotros somos expertos en lidiar con el cambio, aun cuando la sociedad entera está experimentando rápidos cambios y transiciones. Aprender a lidiar exitosamente con el cambio es esencial para todos, no sólo para los sobrevivientes de abuso sexual infantil. Aquellos de nosotros que hemos sobrevivido al abuso, de hecho, a menudo tenemos mayor capacidad para desarrollar esas habilidades. Cuando estábamos creciendo, tuvimos que enfrentar el miedo, lidiar con incertidumbre y estrés, así como adaptarnos a condiciones cambiantes.

Todos nosotros hemos desarrollado estrategias  para lidiar con incertidumbre y cambio, aun si estamos conscientes o no de ello. Algunas de estas estrategias podrían funcionar para nosotros; otras tienen elementos que podríamos querer cambiar. Las siguientes preguntas te ayudarán a evaluar las formas como tú lidias actualmente con los periodos entre dejar una vieja conducta y remplazarla por una nueva.

Cuando enfrento incertidumbre, me siento…

Cuando no sé qué hacer, yo…

Cuando enfrento lo desconocido, yo espero que…

Cuando enfrento lo desconocido, frecuentemente lo afronto mediante…

Cuando enfrento lo desconocido, deseo que yo pudiera…

El momento cuando he sido más exitosa(o) enfrentando lo desconocido fue cuando…

En esas circunstancias, yo…

Me sentí exitosa(o) en esa situación porque yo…

Fui capaz de responder de esa manera porque…

Para duplicar ese éxito hoy, yo tendría que…



Cosas para pensar:

·        ¿Qué aprendí acerca de las formas cómo lidio con el miedo y la incertidumbre? ¿Qué, si lo hay, me gustaría hacer diferente?

·        ¿Estoy satisfecha con mis estrategias para integrar el cambio en mi vida? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Qué, si lo hay, me gustaría hacer diferente?

·        ¿De qué manera la forma cómo enfrento el miedo y la incertidumbre influyen sobre mis sentimientos acerca del proceso de recuperación?



DISPOSICIÓN

La decisión de sanar es una elección momento a momento. Das un primer paso adelante, te comprometes con una acción particular y entonces das un segundo paso. Diciendo Sí en el momento, a la tarea inmediata en cuestión, gradualmente construyes tu compromiso de sanar: “Sí, Iré a terapia hoy”, “Esta mañana llamaré a un amigo”.

Si te ves a ti misma(o) en el centro de tu  propio proceso de recuperación, capaz de hacer decisiones y elecciones acerca de lo que te sucede, es más fácil hacer el compromiso de sanar. Saber que estás en control, que no serás obligado(a) a hacer nada que no desees, es crucial que te sientas seguro(a). Cuando estás seguro(a) que tu “NO” será respetado, ganas la libertad de decir “Sí”. Disposición es ese Sí.

JoAnn Loulan, una connotada terapista sexual y autora, introdujo el concepto de disposición cuando creó un nuevo modelo para la respuesta sexual femenina*. Loulan exploró el mito de que tienes que estar físicamente preparada para tener sexo. Ella dijo que puedes elegir tener sexo por muchas razones: debido a que quieres sentirte cerca de tu pareja, debido a que quieres trabajar aspectos de tu sexualidad, porque piensas que disfrutarás una vez que empieces la actividad sexual –simplemente tienes que tener ganas de empezar.

Nosotros [las autoras] escribimos acerca del concepto de disposición en El Coraje de Sanarporque parece muy importante para los sobrevivientes que luchan con aspectos sexuales. Más recientemente me [Laura Davis] he dado cuenta que puede ayudar a los sobrevivientes en otras áreas también. Esto es cierto tanto para hombres como para mujeres.
La disposición es la clave para hacer elecciones informadas mientras sanas. Si estás en las etapas tempranas del proceso de recuperación, puedes estar inundado(a) de recuerdos y sentimientos 

que disminuyes el ritmo en el proceso de recuperación. Pero cuando la etapa de emergencia termina y tú emerges del periodo inicial de crisis, serás capaz de tomar descansos. Serás capaz de pensar en otras cosas. Empezarás a hacer elecciones en relación con tu recuperación.
Finalmente, serás capaz de decirte a ti misma(o): “¿Estoy dispuesta(o) a dar un paso adelante y confiar en esta persona? ¿Estoy dispuesta(o) ha ser confrontada(o) y culpada(o) si confronto a mi familia? ¿Estoy dispuesta a hacer un ejercicio más en este libro de trabajo? ¿Estoy dispuesta(o) a programar una actividad diaria sólo por diversión, por placer, solo para mí? ¿Estoy dispuesta(o) a tomar este riesgo esta ocasión? ¿Estoy dispuesta(o) a sanar?”
El concepto de disposición va en contra del abuso. De hecho es lo opuesto a abuso. Cuando fuiste abusada(o), tú eras impotente para hacer una elección real de cualquier clase. Ahora tú puedes hacer elecciones. Revivir sentimientos dolorosos y tomar riesgos aterradores son parte del proceso de sanar. Pero la disposición te permite preguntarte a ti misma(o), “¿Es éste el momento adecuado? ¿Estoy dispuesta(o) a pasar por esto ahora? ¿Quiero abrir este recuerdo y ver qué hay ahí, o quiero cerrarlo? ¿Quiero retroceder hacia mis viejos patrones de comportamiento, o estoy dispuesta(o) a intentar algo nuevo?”
Disposición no es una cosa estática. Es una decisión hecha en el momento, checando dentro de ti misma(o) y poniendo atención a lo que realmente sientes. Una y otra vez, muchas veces cada día, tú te puedes preguntar a ti misma(o), “¿Estoy dispuesta(o) a…?” Algunas veces la respuesta será Sí. Otras veces será No.
Un día tú puedes estar dispuesta(o) a ser vulnerable, aun cuando te aterre la idea, y al siguiente día no estarás dispuesta(o). Eso está bien. Tú marcarás tu propio ritmo, para confiar en tu juicio interno. Llegas a decir Sí y llegas a decir No. (Para más acerca de establecer límites y hacer elecciones, ve a la sección Los Cinco Bloques de la Seguridad: “Creando las Reglas del Juego” [si requieres alguno de los ejercicios anteriores envíame un mensaje] y más adelante publicaremos la sección “Aprendiendo a decir No”).
Toma unos minutos para pensar acerca de lo que acabas de leer. Enseguida completa las siguientes oraciones:
Yo pienso que disposición es…
Estoy dispuesta(o) a…
No estoy dispuesta(o) a…
Cosas para Pensar:
·        ¿Puedo concebirme haciendo elecciones acerca de la manera como estoy sanando? ¿Pienso que está bien hacer eso? ¿Por qué sí o por qué no?
·        ¿Soy capaz de hacer elecciones con respecto a my recuperación en este momento? Si no, ¿Creo que podrá hacerlo alguna vez?
·        ¿Puedo aceptar mis elecciones cuando no estoy dispuesta(o) tanto como cuando no estoy? ¿Por qué sí o por qué no?
ACERCA DEL CORAJE
Amo trabajar con sobrevivientes porque yo soy inspirada por su coraje. Aun así muchos sobrevivientes insisten que ellos no tienen coraje: “Si yo fuera valiente, yo hubiera sido capaz de detener el abuso”. “Si yo fuera valiente, yo no hubiera tenido dudas e incertidumbres”. “Si yo fuera valiente, yo no hubiera tenido miedo”.
Es más probable que esto sea cierto para mujeres que para hombres. En nuestra cultura, los hombres son alentados y se espera que sean valientes. Las mujeres están más condicionadas para ser dubitativas y temerosas, para esperar el rescate de un hombre valiente. Ambos roles están limitados –en uno tú niegas tu coraje; en el otro, tú niegas tu miedo.
Recientemente asistí a un taller sobre coraje con Lauren Crux, una terapeuta sabia de Santa Cruz, California. Ella fue directamente al corazón del tema. “La mayoría de las personas lo tienen mezclado. No empiezas con valor y luego enfrentas el miedo. Tú llegas a ser valienteporque enfrentas el miedo”.
Mi experiencia de sanar es que yo tengo que enfrentar un vacío tras otro. Yo identifico un patrón que quiero cambiar. Yo empiezo a cambiarlo. Repentinamente todo lo conocido y familiar se derrumba y estoy totalmente aterrorizada. Estoy parada en la orilla del mundo conocido y no hay garantía de tener una red de seguridad si salto al precipicio. No sé qué hay del otro lado. Tengo la certeza de que no me puedo mover porque el miedo es tan grande, pero busco el soporte de la gente que me ama y me apoya, y de todas formas salto. Yo he hecho esto una y otra vez. Al hacer esto, he ganado coraje.
Nuestro concepto de coraje es viene de libros cómicos, mitología, condicionamiento cultural y cuentos populares. Paul Bunyan y Abraham Lincoln son la clase de héroes de los que aprendimos en la escuela. Como resultado, tú encontrarás difícil reconocer la clase de coraje cotidiano que se requiere para sanar.
Toma unos cuantos minutos para explorar tus actitudes actuales acerca del coraje. Empieza por completar las siguientes aseveraciones:
Corajes es…
Mis héroes personales y heroínas son:
Encuentro a estas personas valientes porque ellos(as)…
Mis conceptos de valor han venido de…
¿Estoy satisfecha(o) con mi concepto de coraje? ___Sí ___No ___No sé
¿Deja espacio para mí como persona valiente? ___Sí ___No
¿Por qué sí o por qué no?
¿Qué necesitaría en mí para tener la misma clase de valor que mis héroes?
Todos nosotros hemos tenido momentos de coraje. Esto es verdad para todos, pero es particularmente cierto para los sobrevivientes de abuso. El hecho de que hayas sido abusado y te las hayas arreglado para sobrevivir es en sí mismo un tremendo acto de valor. Tú podrías haberte rendido y muerto, y no lo hiciste. Tú decidiste vivir. Este fue un acto de rebeldía y valor.
Piensa acerca de las veces que has sido valiente. A continuación responde los siguiente:
Cuando estaba creciendo, fui valiente cuando yo…
Como adulto, yo mostré coraje cuando yo…
Soy valiente ahora porque yo…
Yo no me veo a mí misma(o) como valiente porque…
(Si tú no te ves a ti misma(o) como valiente) A fin de volverme valiente, yo tendría que…
Una vez que yo fuera valiente, yo haría o sería…
Cosas para reflexionar:
·        ¿Hubo un momento particular en mi vida cuando yo gané o perdí coraje? ¿Qué pasó?
·        ¿Qué clase de coraje se requiere para sanar del abuso sexual infantil? ¿Tengo esa clase de valor? Si no, ¿Cómo puedo obtenerlo?

ACTIVIDAD: DISEÑANDO UNA MÁSCARA DE GUERRERO
Cuando enfrentamos miedo e incertidumbre, ayuda desarrollar un espíritu guerrero. Un guerrero enfrenta lo desconocido y se mueve orgullosa y confiadamente en ese entorno. Los guerreros sienten miedo y de todas formas actúan. Un guerrero tiene orgullo, disciplina, perseverancia y coraje. Una de las cosas que ayuda a los guerreros a sentir coraje es un tótem personal, o símbolo, que les recuerda su propia fortaleza. Una máscara de guerrero es un tótem poderoso.
Las siguientes instrucciones te enseñarán cómo hacer tu propia máscara de guerrero. El proceso involucra cubrir tu cara con tiras de yeso mojado, que se endurecerán formando una máscara que podrás retirar. La máscara es una impresión permanente de tus características. Una vez que ha endurecido, puede ser decorada y pintada. La puedes colgar de la pared o incluso usarla algunas veces, como recordatorio de tu propio espíritu valiente.
UNA PALABRA DE ADVERTENCIA
Mientras que para algunos sobrevivientes el proceso de hacer una máscara puede ser empoderador y divertido, para otros puede ser una experiencia atemorizante. La sensación física de la máscara endureciendo y la sensación de tus ojos, nariz y boca estando cubiertos puede hacerte sentir claustrofobia. Si tú has sido traumatizada(o) por tener la cara cubierta o si padeces claustrofobia, esta actividad no es para ti. Si decides que es demasiado atemorizante o que no te sientes segura(o) acerca de realizarla, está bien. No te presiones. Si no estás segura(o) que quieres hacerla, habla de ello en terapia o con un amigo. Puedes practicar primero con tu mano (en un lugar sin cabello o vello), así sabrás cómo se siente cuando el material va endureciendo. Si decides intentarlo, no lo hagas sola(o). y asegúrate de leer las indicaciones cuidadosamente, usando las guías de seguridad que se detallan a continuación.
GUÍAS DE SEGURIDAD
Hay ciertas cosas que puedes hacer para incrementar la sensación de seguridad durante el proceso de hacer una máscara. Primero que nada, habla acerca de las sensaciones que percibes mientras las tiras de yeso están siendo aplicadas o mientras van endureciendo. Haz que tu pareja te hable y te explique todo el tiempo en tanto coloca las tiras cosas como: “Ahora voy a poner una tira sobre tus ojos. Ahora voy a trabajar en tu boca. Ahora voy a traer un poco de agua. Regreso enseguida”. Tu pareja debe recordarte regularmente respirar profundamente. Tal vez querrás que alguien sostenga tu mano, o que tu pareja te toque tranquilizadoramente en los hombros o en la nuca. (Dile, anticipadamente, a tu pareja lo que te gustaría que haga o diga). Ten papel y pluma a la mano para que puedas escribir mensajes una vez que tu boca esté cubierta: “Se está poniendo duro”. “Tengo toz”. “Se siente raro”. “Sube el volumen a la música”. “Esto es extraño. Tengo miedo”. Si continúas sintiéndote incómoda(o), permítete detener el proceso. Recuerda, tu compañero puede retirar la máscara sin terminar en cualquier momento. (Acuerda una señal con la mano para detener el proceso cuando tu boca esté cubierta, en caso de que quieras terminar y no puedas hablar).
HACIENDO LA MÁSCARA
Para hacer tu máscara, necesitarás conseguir un rollo de gaza especial de la que se utiliza para enyesar huesos rotos. Usa yeso en lugar de fibra de vidrio. Deberás poder conseguir el rollo de yeso mediante una compañía que venda suministros de hospital, médicos o enfermería. También necesitarás un tazón con agua caliente, vaselina, tijeras, pinturas, ropa vieja, una toalla grande y alguien que te ayude. Este es un proyecto que debes realizar con un amigo, otro sobreviviente o con tu grupo de sobrevivientes.
Antes de empezar: coloca papel periódico o ropa vieja en el piso. Consigue una silla cómoda, pero que sea vieja para poderla mojar y hasta desechar. Si lo deseas, elije alguna música que te gustaría escuchar mientras que la máscara endurece. O encuentra un libro o historia que te gustaría que tu compañero leyera para ti. Piensa en lo que necesitas a fin de estar cómoda(o) y relajada(o) mientras la máscara endurece (alrededor de 30 ó 45 minutos). Ayuda tener algo en qué concentrarte en lugar pensar en las sensaciones extrañas en tu cara. (Recuerda, no podrás hablar ni ver durante ese periodo de tiempo).
Si hay alguna parte de tu cara que crees que será más difícil para ti tener cubierta, dile a tu pareja que trabaje en esa parte al final. (Si no quieres cubrir tu boca totalmente, puedes hacer tu máscara alrededor de ella; la máscara tendrá una boca abierta).
Qué tienes que hacer: ponte ropa vieja. (El yeso estará escurriendo todo el tiempo encima de ti). Quítate aretes o cualquier joyería. Si usas lentes de contacto, retíralos. Recógete el cabello para que no esté sobre tu cara. Podrías querer usar una gorra de baño o una valerina. El yeso jala el cabello, así que es importante que tu cabello esté totalmente escondido. (Los hombres con barba o bigote deberían hacer máscaras cortas que no cubran el vello facial). Siéntate en la silla, coloca una toalla en tu regazo para secar las gotas que vayan escurriendo por tu cara o por tu cuello. Ten listo tu papel y pluma cerca de ti para que puedas alcanzarlo fácilmente. Luego coloca una capa delgada de vaselina por todo tu rostro. Pon especial atención a tus pestañas y cejas; asegúrate de que están bien cubiertas. (Haz esto con los ojos cerrados). Asegúrate de que tu nariz esté despejada y que puedes respirar bien mientras tu boca está cerrada. (Si tu nariz está congestionada, haz esto otro día).
Qué tiene que hacer tu pareja: preparar un tazón con agua tibia cerca de la silla. Cortar el rollo de gaza enyesada en tiras de no más de media pulgada de ancho. La mayoría de ellas deberán ser iguales al ancho de tu cara, de oreja a oreja. Dejar espacio para el acho de la nariz y la redondez de las mejillas. Tú también querrás que algunas tiras sean más delgadas (un cuarto de pulgada de ancho) y más cortas para las áreas más finas de tu cara. Mantén las tijeras disponibles para cortar tiras adicionales que se puedan necesitar.
Haz que tu pareja moje cada tira, que las exprima ligeramente y las coloque a través de tu cara, empezando con tu frente y trabajando hacia abajo, hacia la barbilla. Debe empezar con un área en particular y trabajar ahí hasta que tenga un espesor de 4 ó 5 tiras. Debe solaparlas ligeramente mientras las coloca. Las tiras pueden ir horizontal o verticalmente, siguiendo el contorno de tu rostro. Las tiras deben presionarse cerca de los huesos y huecos de tu cara, particularmente alrededor de las cejas, nariz, mejillas y boca. Puedes ayudar periódicamente usando las yemas de tus dedos para presionar el yeso firmemente alrededor de la cuenca de tus ojos y tu nariz. Esto añade definición a la máscara y es generalmente más cómodo que tú misma(o) presiones alrededor de tus ojos, en lugar de que lo haga tu compañero. Cuando tu pareja llegue a tu nariz, debe dejar las fosas nasales libres para respirar. Debe continuar añadiendo tiras, una capa a la vez, hasta que alcance la base de la barbilla (no debe cubrir el área por debajo de la barbilla). Este proceso usualmente toma de treinta a cuarenta y cinco minutos.
Una vez que el proceso inicial se ha completado, te puedes mover si quieres estar más cómoda(o) (recostarte en un sofá o el piso, o reclinarte de alguna manera). No podrás hablar o ver mientras la máscara se está endureciendo. Tu compañero deberá permanecer contigo, leyendo para ti, tomando tu mano, o entreteniéndote de alguna manera y manteniendo tu atención en otra cosa que no sea la máscara. En tanto la máscara endurece, se apretará y sentirás comezón y querrás mover tus músculos faciales. Al principio trata de no hacerlo. Eventualmente, mover tu cara dentro de la máscara aflojará de tu piel el yeso endurecido. Esto te dirá que la máscara está lo
suficientemente dura para retirarla (esto usualmente toma media hora). Por fuera, podría sonar dura cuando la golpees con el dedo. Recuerda que no todo fue colocado al mismo tiempo, de modo que el yeso en tu frente o alrededor de tu nariz podría estar listo antes que el área alrededor de la barbilla. Cuando la máscara ya no se siente mojada al tacto (todavía se sentirá pegajosa) y cuando puedas jalar las orillas sin abollarla, es momento de retirar la máscara. Tú puedes hacerlo sola(o), o tu compañero puede hacerlo por ti. Jala en cada lado para soltar la máscara de tu rostro. Hazlo lentamente para ver si hay lugares donde está pegada. Si está pegada, despegarla puede doler –igual que jalar tela adhesiva o una bandita–. Una vez que la máscara fue retirada, lava tu cara y ojos inmediatamente con agua tibia y una toallita facial para retirar la vaselina y cualquier remanente del yeso. Coloca la máscara en un lugar seguro y déjala secar toda la noche. Cuando esté seca, píntala. La puedes decorar con listones, plumas, conchas o cabello. Se creativa(o). Expresa tu propio espíritu guerrero.

EXPANDIENDO TU CAPACIDAD PARA LA ESPERANZA
A fin de hacer el compromiso de sanar, tienes que creer que sanar es posible. Necesitas creer que hay “una luz al final del camino”, que otros lo han logrado antes que tú y que tú también puedes tener éxito. Necesitas tener esperanza. La esperanza es un motivador poderoso y un gran antídoto frente al miedo. Desafortunadamente, la mayoría de los sobrevivientes encuentran difícil tener esperanza.
Cuando estabas creciendo, tus esperanzas fueron pisoteadas una y otra vez. Pensaste, “Si tan sólo obtengo dieces en la escuela, papá no estará tan enojado todo el tiempo”. “si tan sólo limpio la sangre en el piso y cuido a mis hermanos y hermanas, entonces yo seré una niña buena y Poppa dejará de tocarme de esa manera”. O “Mi entrenador realmente no quiere hacerlo. Si yo entrenara mejor, él se detendría”. Como niño o niña que se atreve a tener esperanza, fuiste aplastado(a) cuando las cosas no cambiaron. La esperanza parecía como un cruel engaño. Por la misma necesidad de sobrevivir, hiciste la esperanza a un lado.
Piensa en las ocasiones en que tus esperanzas fueron pisoteadas mientras estabas creciendo. Luego completa las siguientes oraciones:
1.      Cuando estaba creciendo, tuve la esperanza que…
¿Qué sucedió en lugar de ello?
Cuando mis esperanzas fueron destrozadas, yo…
2.      Cuando estaba creciendo, tuve la esperanza que…
¿Qué sucedió en lugar de ello?
Cuando mis esperanzas fueron destrozadas, yo…
1.      Cuando estaba creciendo, tuve la esperanza que…
¿Qué sucedió en lugar de ello?
Cuando mis esperanzas fueron destrozadas, yo…
Poniendo la esperanza a un lado: un ejercicio escrito
Muchos niños y niñas siguen esperanzados de que las cosas cambien, aun cuando se encuentran en una situación desesperanzadora. Los niños y niñas tienen esperanza de un cambio hasta que esa esperanza les es arrebatada. Piensa en tu niñez. ¿Hubo algún momento en que hiciste a la esperanza a un lado? Trata de recordar ese momento. ¿Qué te llevó a eso? ¿Cómo te sentiste? ¿Cómo cambiaron las cosas después de eso?
Vuelve a leer las reglas de la escritura libre. Ahora cuenta 20 minutos durante los cuales escribirás acerca de perder la esperanza en la niñez.
Cuando hayas terminado la escritura, tomate unos minutos para completar las siguientes ideas:
¿Qué sentimientos surgieron en mí mientras escribía?
¿Cómo me siento cuando leo acerca de mi escrito ahora?
¿La vida era más fácil o más difícil para mí después de que dejé de tener esperanza? ¿Por qué?
¿Qué ha cambiado en mi vida desde el incidente sobre el cual escribí?
¿Mis circunstancias son suficientemente diferentes como para que trate de tener esperanza de nuevo?
MIS ESPERANZAS HOY
Aun cuando has hecho la esperanza a un lado cuando eras más joven, considera sentirte esperanzada(o) hoy. Eres un adulto ahora. Las cosas no son iguales a como fueron cuando estabas creciendo. ¿Qué pasaría si te permites a ti misma(o) tener esperanza otra vez? ¿Cuál es la mejor cosa que podría pasar? ¿La peor? ¿Cómo podría la esperanza ser diferente hoy?
Cuando pienso acerca de la esperanza, siento…
Si tuviera esperanza, lo peor que podría pasar sería…
Si tuviera esperanza, lo mejor que podría pasar sería…
Si te permitieras a ti misma(o) tener esperanza, ¿Qué esperanzas tendrías? Haz una lista. No te juzgues conforme escribes. Incluye todo.
Hay dos tipos de esperanza –esperanzas realistas y esperanzas no realistas. Las esperanzas realistas están basadas en los conocimientos. Sabes que otros sobrevivientes han sobrepasado la
etapa de emergencia del proceso de recuperación, así que crees que tú también puedes hacerlo. Sabes que has sido capaz de confiar en tu terapeuta en algunos aspectos, así que esperas que puedas confiar en él o ella un poco más. Sabes que tú y tu amante están acercándose todo el tiempo, así que esperas que lleguen a ser aún más íntimos.
Las esperanzas no realistas están basadas en la fantasía. Hay pocas probabilidades de que lleguen a suceder. Esperas ganar la lotería. Esperas que tu agresor se disculpe y tome total responsabilidad por haberte herido. Esperas que puedas ir a un taller de un fin de semana y salir totalmente recuperada(o). Dejaste de beber pero esperas que puedas tomar “solo una cerveza más”.
Mira tu lista de esperanzas. Encierra en un círculo las que sean realistas. Tacha aquellas basadas en la fantasía. Ahora responde las siguientes preguntas:
¿Fui capaz de escribir una lista de esperanzas? __Sí __No __Todavía no
¿Cómo se siente poner mis esperanzas en papel?
La mayoría de mis esperanzas ¿fueron realistas o no realistas?
¿Eso qué me dice?
Si yo pudiera tener esperanza en una cosa que yo sé que podría hacerse realidad, ¿qué sería?
¿En qué pequeña cosa puedo tener esperanza ahora?

HACIENDO DE LAS ESPERANZAS, UNA REALIDAD
Muchos de nosotros fuimos criados para creer que una vez que esperas algo, tan sólo tienes que sentarte a esperar porque suceda por arte de magia. La esperanza no funciona de esa manera. Tú tienes que hacer algo para realizar tus sueños. La esperanza te motiva, te permite tomar riesgos y te da el ímpetu para sanar, pero no hace el trabajo por ti.
Regresa a tu lista de esperanzas. Escribe de nuevo las esperanzas realistas. A continuación anota al menos una cosa que tú debas hacer por cada esperanza. Al hacer esto, irás transformando tus esperanzas en metas. Estarás moldeando tu compromiso de sanar.
Esperanza / Meta # 1
¿Qué puedo hacer para que suceda?
Esperanza / Meta # 2
¿Qué puedo hacer para que suceda?
Esperanza / Meta # 3
¿Qué puedo hacer para que suceda?
Esperanza / Meta # 4
¿Qué puedo hacer para que suceda?
Esperanza / Meta # 5
¿Qué puedo hacer para que suceda?
Esperanza / Meta # 6
¿Qué puedo hacer para que suceda?
Cosas para Reflexionar:
·        ¿De qué manera cambiaron mis sentimientos acerca de la esperanza? ¿Cómo están cambiando ahora?
·        ¿Me puedo imaginar cambiando una esperanza por una meta? ¿Por qué sí o por qué no?
·        ¿Si la hay, cuál de mis esperanzas estoy lista a trabajar en el presente?
REFLEXIONES: LA DECISIÓN DE SANAR
La decisión de sanar es una que tendrás que hacer una y otra vez mientras navegas a través del atemorizante, impredecible y empoderador proceso de sanar. Este capítulo te ha introducido en los cinco elementos clave para hacer y renovar este compromiso: voluntad, aceptar el cambio, reconocer tu coraje, tener esperanza y trabajar para lograr tus metas.
Aquí hay algunas preguntas que te ayudarán a evaluar tus sentimientos presentes, metas y necesidades acerca de hacer el compromiso de sanar:
·         ¿Qué sentimientos tuve mientras trabajaba en este capítulo?
·         ¿Qué estoy sintiendo ahora? ¿Qué sensaciones estoy experimentando en mi cuerpo?
·         ¿De qué edad me sentí mientras trabajaba en este capítulo? ¿De qué edad me siento ahora?
·         ¿Qué fue difícil para mí en este capítulo? ¿Qué fue confuso? ¿Qué no entendí?
·         ¿Qué aprendí? ¿Qué compromisos he hecho? ¿Qué pasos tengo que dar?
·         ¿De qué estoy orgullosa(o)?
·         ¿Qué queda pendiente para mí? Si lo hay, ¿Sobre qué me gustaría trabajar de nuevo de este capítulo, o darle seguimiento?
·         ¿Qué necesito hacer para cuidar de mí misma(o) en este momento?




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