Siempre me he preguntado que haría si estuvieras delante y ahora sinceramente no me importa si lo estás o no.
Quizás sea sólo un escrito de desahogo o una aceptación.
Hay preguntas que nunca serán contestadas y son inútiles lanzarlas o cuestionarselas a uno mismo porque hacen eco en las entrañas y sólo resalta una palabra: impotencia.
Cuando ganaste mi confianza, respeto y amor me enseñaste el miedo, la soledad y el dolor.
Por un segundo en tu mente me gustaría estar, no para comprender lo incomprensible pero quizás en busca de una explicación que no llenaría ni repararía pero daría aliento al tiempo...
Un gran pederasta que a muchos y muchas destrozó la vida y como una cadena su crueldad pasó de generación en generación, convirtiéndose en un rito de iniciación...
Unos procesaron el silencio y aislamiento, otros siguieron tus pasos y a otras víctimas sometieron para la mayor desgracia de ellas y ellos.
Nadie te puso freno y menos yo, me sumé al silencio por el miedo y lo borré durante años, me lo negué y cuando lo recordé nunca me perdoné y encima ya estabas muerto.
Para muchos era muy grande la vergüenza de tener gente así en la propia familia, pero nadie le dio importancia a lo que realmente lo tenía, las víctimas.
Eso pasaba desapercibido ante la gente y su reputación que perseverar y si preguntabas para saber o entender o simplemente recordar y facilitar la sanación peor era, como loca trataban, tabú y mutismo encontrabas y mucha mucha distancia, nadie se mira a la cara, cada uno hace su vida como si nunca pasó.
El caso es que si pasó y vidas destrozaste, ni piedad, ni compasión " normal era".
Eran cosas normales y así crecía con comentarios de esa índole y más. Al mirarlo como grande me avergüenza muchísimo lo sucedido durante años, pero creo que es culpa disfrazada, quizás por no hablar, contar o pedir ayuda y otras salvar.
Pero cuando se ve la cara al monstruo y conoces el miedo, a esa edad, supongo que solo traté de sobrevivir como mejor pude.
No puedo culparme, no era más que una niña a la que nadie defendía ni ayudó.
Pero no tiemblo ya ante los recuerdos como antes, ya no me dan miedo los golpes o las amenazas o tus métodos de intimidar porque simplemente ya no soy esa niña indefensa y aterrada a la cual robaste la inocencia.
Si te tuviera delante, sólo te diría ya no tengo miedo de ti, ya no guardo tu secreto ni te tengo respeto. Ni siquiera te diría lo despreciable que eres ni te diría como has dejado muchas vidas porque la maldad que tienes se alimenta de eso, del dolor, pero sólo te miraría indiferente porque se que no soy culpable, se que la culpa es tuya porque eres una lacra y mientras haya más como tú nunca terminará mi lucha.
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